¿Sabías que alrededor de 3 millones de marroquíes residentes en Europa? Además del puerto de Málaga, otros puertos vecinos reparten esta gran cantidad de viajeros. Sin embargo, Málaga es una de las ciudades preferidas para viajar al sur. Hoy hablaremos sobre la posibilidad de integrar a la mayor parte de este público a tu negocio de hostelería en Málaga.
Marruecos y el efecto verano
Al igual que pasa con las ciudades costeras del sur de España y muchos pueblos de nuestra geografía, Marruecos sufre el efecto verano. Y es que en época de vacaciones el país multiplica el número de personas que podemos ver por la calle. Marroquíes emigrados a Francia, España, Bélgica, Holanda y otros lugares de Europa hacen las maletas y se dirigen hacia el Magreb cruzando Andalucía.
Un gran mercado
Unos 3 millones de viajeros marroquíes se dividen entre los puertos de Málaga, Almería y Algeciras para cruzar a la parte meridional del Mediterráneo. Esto es una cifra realmente alta. Hay que tener en cuenta que la cifra de visitantes que recibe Málaga al año es de 1 millón de turistas.
En la Costa del Sol estamos más que habituados a llamar la atención de los turistas. Sin embargo, hay que tener en cuenta las distintas necesidades y perfiles de consumidores. Adaptar tu negocio para dar ciertas facilidades a este público es muy buena idea para conseguir una afluencia de clientes importante en época de vacaciones.
Escribir tu carta o distintos reclamos para tu negocio en árabe y/o francés son algunas de las medidas que puedes tomar. Además, el pescado y el marisco son buenas opciones para añadir a tu menú. Algo que comparten todas las culturas del Mediterráneo es un alto consumo de pescado y marisco.
La Málaga musulmana
En Málaga existe una fuerte conexión con el mundo islámico. Esta ciudad formó parte del último reino de Granada que cayó en la reconquista católica en el siglo XV. La huella y herencia de los musulmanes en la cultura, el habla y la arquitectura andaluza son parte de nuestra identidad. Sin ir más lejos, el centro de Málaga presenta la estructura clásica de una medina magrebí.
Es por eso que nuestra tierra representa hoy un puente, no sólo geográfico, sino cultural entre Europa y el norte de África.
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